diario de una voluntaria

Abrir los ojos a una realidad diferente por primera vez. Los colores de la selva, el ruido de la noche, el sabor de la fruta, la amabilidad de la gente…son sensaciones que te golpean en tu primera experiencia en Camerún. Sensaciones que hemos vivido todos los que hemos viajado al África, pero que a medida que los viajes se hacen más frecuentes, se diluyen.

Durante este verano, Irene, nueva voluntaria de Zerca y Lejos se desplaza por primera vez a Camerún junto con el grupo de voluntarios y voluntarias de las Campañas Integrales de Desarrollo 2017.

Entre sus actividades estará el llevar a cabo campañas de salud en los pueblos pigmeos en los que ZyL actúa, colaboración en el mantenimiento de un huerto escolar, adecuación de un colegio para la preparación del próximo curso y la organización del torneo de fútbol Baka Sin Alcohol, con el que Zerca y Lejos lleva luchando contra el alcoholismo desde hace ya tres años.

Queremos que sea ella la que os cuente de primera mano su experiencia, día a día (siempre que la conexión a internet lo permita) irá contándonos el desarrollo de estas actividades y cómo son sus impresiones conviviendo con la etnia pigmea baka del Sur de Camerún. Queremos que viváis a través de sus ojos la experiencia de ver por primera vez el verde y rojo de la selva de Djoum.

¡Buen viaje compañera!

 

Entrada 1. Antes de salir

Entrada 2. La llegada

Entrada 3. Comienzan las formaciones

Entrada 4. Muchas manos de pintura.

Entrada 5. El torneo de fútbol Baka sin Alcohol

Entrada 6. Cerrando

 

Entrada 1. Antes de salir.

 

¡Hola a todos! Antes de nada me presento, soy Irene, voluntaria de Zerca y Lejos ONGD y este año viajo por primera vez a Camerún. Aunque cuando digo este año ¡digo mañana! La verdad es que ahora mismo soy un flan con patas, pero también tengo muchas, muchas ganas de llegar.

Todo el previo ha sido intenso, ya que hemos ido preparando el viaje a través de formaciones de contexto, educación, salud y ¡hasta hemos tenido una coach! Eso sin contar el despliegue de eventos para conseguir financiación y poder llevar a cabo todos los proyectos durante el mes allí.

De momento sólo deciros que tengo la habitación hasta arriba los trastos más variopintos y el macuto tiene pinta de no dar tanto de sí…

En Madrid, preparando las cajas que nos llevaremos a Camerún


Entrada 2. La llegada.

 

Después de un día entero de aviones, llegamos a Yaoundé, capital de Camerún. Allí nos espera Antonio, Coordinador General de Zerca y Lejos en terreno. Tardamos un buen rato en organizar todo, llevamos unas 26 cajas de material para las campañas, macutos, mochilas de mano y trastos varios, que revisa el personal del aeropuerto que nos acompaña hasta el jeep, no sé si por ayudar o por controlarnos. Cargan el material en la baca del coche, aunque por alguna extraña lógica, en vez de ponerlo todo distribuido, hacen un macro paquete en la parte delantera, lo cubren de lona y lo atan con tiras de rueda de coche.

De camino a la casa que Zerca y Lejos tiene en Yaoundé, vamos viendo la ciudad, que se organiza en torno a las calles principales asfaltadas, donde a base de pitidos, coches, motos y personas se esquivan unas a otras. Los laterales están llenos de comercios de lo más variado de los que salen caminos de tierra roja y vegetación.

Al día siguiente, después de un café a base de agua, leche en polvo y una especie de nocilla local, cargamos los coches y conocemos a Hissein y Delors, los dos voluntarios cameruneses y a Mathias, el chófer, que nos van a acompañar hasta Djoum.

Aunque son sólo 200 kilómetros, necesitamos todo un día de viaje, ya que las carreteras están asfaltadas sólamente a tramos. Paramos a comer en Sangmelima, una ciudad grande a mitad de camino. Pedimos el bocadillo más surrealista que he probado hasta el momento, se trataba de una tortilla de espaguetis con alubias metida entre panes. En su defensa diré que estaba bastante bueno.

A partir de la comida la carretera se vuelve una brecha en la selva en la que circulan camiones madereros cargados a tope, personal de la construcción asfaltando tramos de tierra y nosotros intentando pasar entre medias. Es llamativo ver las casas en los márgenes de la carretera, envueltas en una nube de polvo rojo a nuestro paso. Muchas de ellas tienen pintado en la pared una cruz y las siglas AD, «a destruir», nos comentan que a las familias de las casas son desalojadas con una pequeña compensación para poder ampliar la carretera.

caminos en la selva

Camino de Djoum

A pesar de eso, el paisaje es precioso, todo verde, frondoso, sin espacio entre plantas, árboles, hojas y ramas. Aunque en mitad de un sitio tan idílico los brincos que pega el coche no son de este mundo, tanto, que acabamos quitando las mochilas de la parte de atrás que no dejan de volar hacia nuestra nuca. Y eso sin contar el micro clima del coche. Al abrir la ventanilla, se cuela una nube de polvo ocre y si la cierro, entre la selva y nosotros, el aire se vuelve denso. Al final llegamos a casa mi camiseta y yo, ambas de color naranja intenso, pero al menos respiramos por el camino.

La casa de Djoum donde vamos a estar durante todo el mes es bastante molona y muy organizada. Yo venía un poco asustada con esa cantidad de bichos que me habían prometido desde Madrid. Es un complejo con enfermería, cole de infantil, oficina, pozo, cocina y salita de estar. Nos organizamos las habitaciones y tareas de la casa para el resto del mes para hacer desayunos y mantener todo en orden. ¡¡Ya estamos aquí!!


Entrada 3. Comienzan las formaciones.

 

Hola de nuevo. Lo primero y para los padres nerviosos, estamos todos bien. Menos mosquitos de los esperados, comida en orden (hasta tenemos cocinera), y hemos hecho bastante piña entre nosotros. Aún así, hacemos reuniones por la noche para hablar de lo que nos ha impactado, resolver dudas y evitar roces.

Tengo que decir que no dejo de flipar con cómo se conduce aquí. Van por caminos de tierra sorteando agujeros, baches y desniveles con una maestría digna de ver, eso si, si algo se cruza en el camino o viene otro de frente, pitan a tope y cada uno se hace un poquito a un lado ( y digo un poquito) y esperan tranquilamente que pasen sin pillarles.

Hemos estado preparando sensibilizaciones sobre la malaria, nutrición, VIH, diarrea e higiene. Las iremos dando en las diferentes campañas de salud en los pueblos pigmeos a lo largo del mes. Yo voy a la primera charla de sensibilización con dos de los trabajadores cameruneses que Zerca y Lejos tiene en terreno: Martin, coordinador del plan de salud y Desiré, auxiliar de salud. A la segunda se unen también el equipo de odontología con Delors y Hissein, odontólogos voluntarios venidos desde Yaoundé.

Al llegar al pueblo hablamos con el jefe para pedirle permiso para hacer la campaña de salud. Tras esto, él nos muestro el pozo y la letrina para que revisemos su estado. Tras andar un buen rato por la selva, nos muestra una filtración de agua turbia en el suelo, allí lavan la ropa, se asean y beben, no tengo palabras…

Al volver al pueblo Desiré, pigmeo baka, que fue uno de los primeros alumnos en los Colegios de Primaria de la ONG, nos ayuda a explicar en baka los juegos de sensibilización.

Formación en hábitos saludables

El primero es para prevenir la malaria y promover la utilización de las mosquiteras. Estamos dos personas haciendo de red en la que los niños entran y están protegidos de los mosquitos, y una persona al que tienen que ir si los mosquitos les pillan. Empieza el juego. Todos los niños empiezan a correr como gamos y en el pueblo se desatan las carcajadas, la verdad que es un gran momento.

Después explican el paludismo en baka y da gusto ver cómo todo el pueblo escucha atento, y empiezan a intervenir contando como lo tratan ellos de forma tradicional. Desiré nos traduce que aprovechan la corteza de un árbol y se frotan cebolla en nariz y boca. También cantamos una canción en baka contra la diarrea. La canción transcrita sería así:

Fe la moba kè sèdé, mota diomo sédéna molo wa lita na go. Mo dja tè toco na tò et les mbwo gagaulon ko mo we djoko à ma sèdè

Se ríen mucho, entiendo que de nuestro acento raruno, pero espero que algo vaya calando. Aunque da gusto ver a Desiré y Martín hablando con el pueblo de tú a tú.

Formación en hábitos de higiene bucal

Empezamos la campaña de salud en la que por cada niño hay que completar una ficha con la que registramos los datos de cada uno de ellos. Se les pesa, se les mide y se les hace el test de malnutrición y de malaria, de ahí pasan a reconocimiento y farmacia si es necesario. Yo he estado midiendo y pesando, y acabas bien sudada. Algunos niños unos santos pero otros…dios mio vaya drama, con lo maja que yo soy!

En el segundo pueblo, Nfem, nos ha acompañado el equipo de odontólogos y se ha hecho una formación de cómo lavarse los dientes con una súper dentadura. Teníais que ver que caritas de concentración y a todos lavándose los dientes. La campaña ha seguido el mismo proceso, aunque han sido muchos más niños.

La verdad que hemos hecho muy buen equipo de trabajo. Un besete a todos, incluidas mis compis de cuarto, que vivimos en armonía en nuestro caos organizado.

 

Entrada 4. Muchas manos de pintura.

 

Tras unos días de trabajo intenso, vuelvo a la carga a contaros que se cuece por aquí .

Normalmente nos dividimos en dos grupos, uno se va a hacer la campaña de salud y el otro lleva a cabo los proyectos de huerto y cole. El proyecto del huerto consiste en enseñar a los niños el cultivo y la agricultura como forma de auto abastecimiento, incluso conseguir comerciar el excedente y conseguir una nutrición más completa sin depender de lo que se encuentre en cada ocasión en la selva. Se está llevando a cabo en el cole de Abing como proyecto piloto y Angeline, trabajadora local, lo lidera.

Visitando los campos con Angeline

Quedamos con ella y nos cuenta cómo ha estructurado el huerto, plantando caña de azúcar y mandioca que lo delimite. Se ve su ilusión por el huerto y por enseñar a los niños lo que ha ido aprendiendo a base de ensayo y error. Nos enseña que hay que recoger el maíz cuando los pelitos que tienen las mazorcas se secan y cómo recoger los cacahuetes. Yo no sé cuántos lo sabréis o si es ignorancia mía, pero los cacahuetes salen de la raíz de una planta!!! Y yo pensando que había un árbol cacahuetero…vaya tela tener que venir a Camerún para saber esto.

Después de todas las explicaciones, le decimos que en qué podemos ayudarla para poner en orden el huerto, pero nos dice que ya casi mejor mañana, que se le ha pasado la hora. Así dicho no suena raro, pero es verdad que los cameruneses tienen un concepto del tiempo bastante libre. Si les surge alguna cosa se quedan haciéndola y no caen en avisar. Me contaban que el año pasado, para el campeonato de fútbol tenían cocinera local, y una noche no se presentó y se quedaron sin cena. Al día siguiente, cuando apareció, comentó que como había llovido no podía hacer fuego para cocinar y no tenia sentido ir.

Aunque pueda parecer un poco locura y en cuanto a organización no ayude mucho, a mi este país me relaja. El proyecto del cole es para la escuela maternal de Abing. Hemos repintado la fachada y clases, para protegerla de la época de lluvias y que vayan con más ilusión a clase. No voy a extenderme mucho más allá de que somos un grupo de pintores natos. Hemos mezclado pinturas, colorantes, ajustado tonos, sorteado hierbajos pegados a la pared, bichos espontáneos y un calor húmedo a tener en cuenta.

Pintando el colegio

Unos con más maña y otros con algún churretón o charquito de colores, pero el resultado ha sido una pasada. Como guinda final, hemos hecho un mural y los niños del pueblo nos han ayudado a poner las manos con pintura. Os podéis imaginar cómo va a volver la ropa a Madrid… Pero nos hemos reído mucho. Espero que les guste cuando vuelvan al cole en agosto

La fachada del colegio terminada


Entrada 5. El torneo de Fútbol Baka sin Alcohol.

 

Una vez duchados, lavada la ropa y asentados de nuevo en la casa de Djoum, os pongo al día.

Hemos estado toda la semana pasada en Mintom, echando una mano en el Campeonato De Fútbol Baka sin Alcohol. Estábamos acampados al lado de colegio de primaria que gestiona la ONG en esta zona, cerca del centro de salud y frente a la casa del enfermero, muy cerquita del campo de fútbol donde se desarrollaba el torneo.

Asomada a un mongulu frente a la casa del enfermero

Y cuando digo campo de fútbol, quiero decir zona de césped que han ganado a la selva a base de machetazo. Aunque lo curioso es que a lo largo del mes hemos ido viendo bastantes campos de este tipo al lado de la carretera.

El campeonato forma parte de una iniciativa de Zerca y Lejos para ofrecer una alternativa de ocio saludable a los jóvenes pigmeos. Se organiza un torneo que dura una semana a la que acude la gete de los pueblos cercanos. La condición para participar es que durante este periodo no se consuma alcohol y asistan a formaciones sobre salud y educación..

De las formaciones, me sorprendió lo súper tímidos que son. El primer día hicimos un debate sobre educación y aun habiendo trabajado en una dinámica que ayudase a que participaran, sólo lo conseguimos gracias a un profesor local que nos traducía y los iba moderando. Porque a pesar de que muchos de ellos ya son cabeza de familia, no dejan de ser adolescentes y las hormonas flotan en el aire

A pesar de que nos trasladaron un montón de cosas muy interesantes, salí un poco chof porque según fuimos ahondando con ellos en los problemas, fuimos comprendiendo que no saben muy bien cómo encajar en la sociedad, cómo reclamar lo que les pertenece o cómo adaptar sus conocimientos y tradiciones a la nueva situación que están viviendo.

En cuanto a la organización, el primer día fue un poco desesperante; el generador de luz iba y venía, los equipos fueron llegando a lo largo del lunes cuando tenían de plazo máximo hasta el domingo (con el desajuste de cantidad de comida que eso conlleva) y lo mismo querían apuntarse equipos de 9 personas como de 21. Aunque suena a drama, aquí es lo normal, funciona mucho tener un plan base e ir improvisando.

Nuestro día a día consistía en servir los desayunos a los jugadores, que se controlaban a través de las fichas de registro, dar las formaciones y campañas de salud, servir las comidas a todos los jugadores al grito de “a manger!!!!!”, animar en los partidos y más tarde en las tardes-noches de música con bailoteo.

Aunque hay que estar allí para sentir todo lo que eso significa: nombres mezcla de africanos y europeos tipo «Ndjemba Erick» que por pudor decían tan bajito que tenías que hacer oído, lo vital de la fuente en un pueblo y lo que cansa llenar un par de bidones, los peinados tan variopintos de las chicas, los vendedores ambulantes que durante el partido pasaban con palomitas dulces, rosquillas, huevos duros picantes o cacahuetes garrapiñados y lo sumamente importante que es el cogerle la hora a las letrinas, ya que a mediodía las moscas eran las reinas y a medianoche las ocupaban unos insectos bastante inquietantes mezcla de cucarachas y saltamontes oficialmente bautizadas como «cucaramontes»

Detrás de todo esto la verdad es que hay un trabajo bestial que ha liderado Martin, enfermero local, responsable del plan de salud y creador de lo que es hoy en campeonato, que lleva ya cuatro ediciones. Se ha conseguido el mismo número de equipos masculinos y femeninos, una apertura digna de ver con instituciones (y un poco de folklore, todo sea dicho) y una jornada final resuelta por penaltis en la que se desato la euforia colectiva.

Entrega de trofeos al terminar el torneo

Y por último, no puedo acabar sin contaros lo increíble que fue visitar el pueblo de Assok, uno de los pueblos pigmeos que visitamos en una de las campañas de salud que hemos hecho durante estos días.

Al terminar la jornada, Jean, el jefe del pueblo, un abuelito súper amable y algo arrugado, nos guió por la selva a través de un camino a lo que era un complejo de mongulus (viviendas tradicionales pigmeas hechas a base de ramas y hojas en forma de iglú) donde se celebra el festival de cultura baka. ¡La verdad es que nunca había visto un centro de reuniones así!

Muchos de los mongulus eran para acoger a todos los baka que se desplazaban hasta allí, otros hacían funciones de farmacia o salas de reuniones, hasta había una zona destinada a la enseñanza de la construcción de mongulus para niños y niños para que no olviden como construir sus casas tradicionales.

Cuando llegamos a una zona un poco más abierta, el jefe del pueblo nos pide que bajemos la voz y nos muestra un árbol en el que se ha integrado una pequeña construcción y nos explica que es un árbol sagrado para ellos y que tiene propiedades curativas.

Nos dice que sí vas sólo hasta allí, puedes llegar a ver a Edjengui. La verdad que es un momento mágico.


Entrada 6. Cerrando

 

A dos días de dejar Camerún ya tenemos todos los nervios a flor de piel y no dejamos de preguntarnos qué es lo primero que vamos a hacer en España y qué nos ha aportado el viaje. Respecto a la primera, yo me debato entre la necesidad de lavar la ropa y ducharme con todos mis potingues y comer carne, pero en el grupo hay diversidad de opiniones.

La segunda es bastante más complicada de contestar.

De Camerún me llevo lo profundo de la mirada de la gente. La verdad es que no se cómo explicarlo, pero cuando te miran, te atraviesan. Cuando les haces una foto te miran directamente, sin artificios, tal como son y tal como se sienten en ese momento. No existe la pose-foto, ni la sonrisa para la cámara, son auténticos. Aunque he de confesar que esa fuerza en la mirada a veces me hacia sentir un poco intrusa.

Otra cosa que me llevo de Camerún, o por lo menos del trocito que hemos conocido, es la selva. Aquí la selva lo rodea todo y se cuela por cualquier agujerillo. Son las personas las que le han ganado terreno para vivir. Hemos hecho un par de excursiones a la selva con Docta de guía. Docta es uno de los primeros niños baka que participaron del proyecto de escolarización de Zerca y Lejos hace 15 años. La verdad que yo estaba la mar de tranquila, pero la sensación es de que si nos dejan allí solos, se nos come cualquier bicho al momento. Es increíble además darse cuenta de todo lo que no vemos por no saber mirar. Docta nos enseño dónde había parido una liebre, dónde se escondía una especie de ratoncillo local, la corteza de una planta curativa, de qué rama beber agua si estas varios días en la selva e incluso nos busco una colmena y fuimos a buscar miel. Nosotros solo conseguíamos mirar al suelo para no dejarnos los dientes sorteando ramas, troncos y desniveles. Pero si te paras un momento a mirar ves un techo de hojas y como las plantas luchan por ocupar ese huequito libre.

El viaje me ha descubierto una nueva realidad, una nueva manera de entender el mundo muy diferente a la mía. De momento no soy capaz de sacar muchas conclusiones, es más, vine hecha un flan y me voy hecha un mar de dudas.

Después de un mes intentado cuestionar y resolver todos los porqués que me iban surgiendo, siempre acababa hablando con alguien que me daba una respuesta con un factor que no contaba: una dificultad logística, la forma de ser de los baka, tradiciones o concepciones de la vida tan radicalmente diferentes, que las soluciones que se me ocurrían pasaban a no tener sentido, ya que sigo pensando en mi contexto y no en el suyo.

A veces hablando con ellos te das cuenta de lo sumamente difícil que es el poder avanzar con ellos de la mano. Al plantearles que es posible que mañana la selva que les da de comer, no esté, te miran con cara extraña y dicen que la selva es infinita. Estaba para su abuelo, estaba para su padre y estará para ellos.

Sin embargo, al mismo tiempo, algunos de ellos son contratados por las madereras para talar grandes superficies y deforestar la propia selva que les da la vida.

Los baka son un pueblo sin derechos porque ni siquiera están censados, ni tienen documento de identidad y muy pocos de los pueblos están registrados oficialmente , así que ¿para qué preocuparse por lo que no existe?

Muchos, por no decir la mayoría de los cameruneses, desconocen la existencia de los baka. Incluso algunos de los voluntarios cameruneses que ahora están aquí trabajando con nosotros no conocían su situación antes de toparse con Zerca y Lejos y viajar al sur.

Me voy con una sensación agridulce, por un lado de frustración al ver que su carácter extremadamente tímido les frena a luchar por lo que les pertenece, sumado a que no tienen conciencia real del cambio que sufren y lo que está por llegar y el trabajo a base de ensayo y error.

Y por otro lado, la superación y la ilusión de voluntarios y trabajadores a todas esas dificultades y el haber visto los resultados de los primeros coles, dispensarios y gabinetes odontológicos, da mucha fuerza para pelear.

Y por todo este mes no puedo decir otra cosa que gracias. Gracias por darme la oportunidad de venir a ponerme en la piel de otros, gracias por debatir conmigo y hacerme pensar, gracias por la risas, las pancartas, las galletas Parle-G y las explicaciones médicas para publicistas como yo.

Y lo más importante, gracias por compartir esta experiencia conmigo.

Gracias a los coordinadores: Sara, Alberto, María, Vero, Mel e Inés , por el currazo de preparación y la gymkana logística que os ha planteado Camerún.

Gracias a los voluntarios del Colegio Virgen de Europa: Marisa, Juan, Clara y Ale, por demostrar que la cooperación no entiende de edades.

Gracias a todos mis compis nuevos voluntarios: Violeta, Andrés , Elena, Támara, Belén y Marina por descubrir conmigo lo que es Camerún.

Gracias a todos los cameruneses: Hissein, Delors, Aminou , Mathias, Martin, Landry, Docta, Desiré, Michelle, Asampelle, Julienne, Felicite, François, Nadine, Angeline… por su trabajo y por acercarnos su visión de África

Y gracias a todo el equipo que curra cada día desde Madrid.

Gracias.

 

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