Isabel Chicharro, voluntaria de ZyL 2015

Terminal 2 de Barajas. Seis de la mañana de un 3 de julio de 2015. Apenas había dormido unas horas y llevaba conmigo una mochila llena de lo que serían mis cosas durante un mes. ¿Todas? Sí, todas, incluso más tarde vería que sobraban muchas de ellas. Seis de la mañana y pensando: “Nos vamos de verdad pero, ¿estás segura de lo que estás haciendo?”

CIDS

Tan de sorpresa me pilló el día del viaje como todo lo que le siguió. De repente los planes del verano dejan de ser palabras y te encuentras sentada en el avión destino Yaundé segura de no haber metido suficiente anti mosquitos en la mochila. De repente nos habíamos metido en la típica experiencia que simplemente te cambia la vida.

Mi “típica experiencia” fueron las Campañas Integrales de Desarrollo (CIDS), una de las formas que tiene Zerca y Lejos para unir a personas con ganas de cambiar las cosas que no funcionan. Estas campañas plantean una oportunidad de conocer el trabajo de la ONGD y poder participar en actividades relacionadas con cualquiera de los cuatro planes de desarrollo integral, bases del trabajo de la ONGD en Camerún: educación, salud, habitabilidad básica y animación al desarrollo socioeconómico.

Un viaje que se adapta perfectamente a los nuevos voluntarios y permiten aprovechar las explosivas “ganas de hacer” que todos llevamos dentro. Aún me parece imposible que en un mes nos diese tiempo a ver tanto, hacer tanto y sentir tanto.

Con mi primer año de medicina recién acabado me fui sin saber muy bien como de útil iba a ser mi ayuda y hoy sigo sin saberlo bien del todo. Sé de primera mano lo importante que es formarse para que no sólo sean las buenas intenciones lo que puedas aportar, pero es el mínimo para poder empezar a trabajar: tener claro cuál es tu propósito, llevar las pilas muy cargadas y aprovechar para aprender de otros voluntarios, de la gente local y de las propias situaciones, que a veces nos enseñan más de lo que pensamos.

No sé cómo ni cuánto ayudó mi tiempo en Camerún, lo que sí sé es todo lo que me enseñó a mí. Ahora conozco lo signos de la malnutrición y conozco el artesunato-amodiaquina.

Con algo más de práctica podría lavar mi ropa a mano y quizás en un futuro sepa encender fuego, pero sobre todo frases como “hay niños que no tienen nada que comer” ahora tienen nombres y caras y cuando entiendes eso, entonces muchos de tus “problemas” han dejado de serlo.

Ahora también sé que me puedo acostar a las tantas agotada de tanto bailar y que solo nos hicieron falta unos tambores, una hoguera y mucha gente. Me sobraron cosas de la mochila y me sobran cosas en España. Se puede vivir sin móvil sin echarlo de menos.

Sé que cada año que vuelva a Bengbis y a Djoum será diferente, pero “mi experiencia”, mi primera experiencia, las CIDs han sido un viaje para aprender y pensar y sobre todo para saber que se puede ayudar y que tenemos que hacerlo.