Desde hace tres años, Martin Abossolo coordina los proyectos de salud de Zerca y Lejos en el Sur de Camerún y es el impulsor del Campeonato de Fútbol Baka sin Alcohol.
“Conocía la situación de los baka porque mi madre es de Djoum, en el sur de Camerún. Al lado de donde vivían mis tíos había un campamento baka, desde que soy pequeño siempre me he interesado por su forma de vida”. Descubrió Zerca y Lejos hace seis años a través de un anuncio en el tablón del hospital donde realizaba las prácticas de la universidad. Desde entonces, ha trabajado codo con codo con la población pigmea baka acercando la salud a los pueblos allí donde no llegan los escasos hospitales del país.
Durante tres años, estuvo atendiendo las necesidades de los pacientes de la región de Mintom, viviendo en el mismo dispensario en el que trabajaba. Una experiencia que le ha hecho conocer en primera persona los problemas y dificultades a los que se enfrenta la población pigmea baka, destacando, entre ellos, el alcoholismo. “El problema del alcohol no es un problema de los baka, es un problema general y de estrés. El nivel de problemas de los baka es alto, por lo que su nivel de alcoholismo es más grande”.
El alcoholismo presente en la población pigmea es un problema derivado de la sedentarización forzosa a la que se vio sometido el pueblo pigmeo hace ahora más de veinte años y de la que están recogiendo sus consecuencias. Un proceso de sedentarización que, según confirma el coordinador de salud, ya vivió igualmente la etnia bantú. “Los bantúes se asentaron cuando llegaron las carreteras. Sin embargo, los baka se quedaron en la selva y ahora necesitan un acompañamiento para asentarse”.
Un acompañamiento del que se aprovecha la etnia mayoritaria presente en el sur de Camerún y que dificulta aún más su adaptación al entorno rural. “Hay muchos baka que no tienen un terreno para cultivar. Intentar hacerlo pero los bantú no les dejan. Al no tener un terreno que trabajar acaban consumiendo alcohol como forma de vida”. Y es que, un pigmeo baka puede llegar a trabajar la tierra por 10.000 fca (alrededor de 15 euros) que gastará en alcohol, tabaco y comida. “Cada vez que el bantú paga al pigmeo, este está contento, pero hay veces que ni siquiera les pagan por el trabajo realizado”, explica Martin.
Salud rural en el sur de Camerún
La sedentarización forzosa ha ido acompañada de la pérdida de la cultura tradicional baka que Martin, junto con el equipo de salud, trata de acompañar adaptándola a al tratamiento de salud camerunés. “Los baka están muy ligados a su familia, muchas cosas beneficiosas de la medicina tradicional se han perdido pero también hay muchas otras cosas que se han corregido”. Sin embargo, mucha población pigmea baka aún continúa acudiendo al curandero, el hombre más sabio y respetado de cada pueblo pigmeo baka. “Muchos curanderos no conocen lo que es el paludismo o la fiebre amarilla, con lo que muchas veces nos llegan casos mal tratados ya que antes de acudir al dispensario, siempre irán al curandero”, explica el coordinador de salud.
Una vez más, para Martin, la solución en el acceso a la salud para el pueblo baka pasa por la educación. “El pueblo pigmeo no será consciente de su situación si no recibe una buena educación en sanidad”. Una educación que para Martin llegará en un futuro próximo gracias al trabajo de salud realizado desde ZyL. “Llegará un punto en que no seremos nosotros quienes vayamos a los pueblos sino que serán ellos quienes vendrán al dispensario”.
Deporte para escapar del alcoholismo
Hace dos años, Martin vio en el deporte la salida al alcohol en la que podrían apoyarse los pueblos pigmeos de la región de Djoum y Minton organizando un torneo de fútbol sin alcohol. Una semana donde los pequeños sobres de whisky y ron no estuvieran presentes y se cambiaran por partidos de fútbol y charlas y debates sobre la problemática baka. Funcionó, y este 2018, más de 120 hombres y mujeres de la etnia pigmea baka se dan cita en el V Campeonato de Futbol Baka Sin Alcohol en una competición de ocho equipos: cuatro de hombres y cuatro de mujeres. ” No paraba de pensar qué podía hacer para promover la actividad física a la vez que trabajaba los objetivos de la ONG. El torneo de fútbol baka aúna la colaboración con los estudiantes, la lucha contra las enfermedades y la formación llegando hasta los hombres de los poblados”.
Si bien es cierto que ZyL lleva más de 10 años acercando la salud a las poblaciones más desfavorecidas del sur de Camerún, sólo alcanzaba a identificar aquellos casos de mujeres y niños pigmeos baka, los únicos presentes en los pueblos durante las campañas de salud, ya que los hombres estaban en la selva la mayor parte del tiempo.
El torneo de fútbol baka sin alcohol logra por fin sensibilizar a los hombres pigmeos baka sobre la importancia de la salud a través del deporte, la formación y el debate.
Una iniciativa que fomenta la pasión por el deporte a la vez que permite a los hombres pigmeos sensibilizarse en enfermedades como la tuberculosis, la malnutrición y aspectos como la importancia de la escolarización de los niños. “Con ocho años los niños pigmeos baka son independientes para decidir si acuden o no a la escuela, nadie viene a traerlos a la escuela ni a recogerlos. Muchos de ellos, sin el apoyo familiar, acaban consumiendo alcohol y tabaco y abandonan la escuela. Por eso es importante la sensibilización de los padres”.
El Torneo de Fútbol Baka Sin Alcohol celebra este 2018 su cuarta edición con un apoyo fundamental, La Liga de Fútbol Profesional. Un apoyo que ha permitido participar a los pueblos pigmeos de toda la región sur de Camerún consiguiendo los objetivos con los que nació el campeonato: promover un ocio saludable sin el consumo de alcohol, estrechar vínculos entre las etnias baka y bantú y fomentar la presencia de la mujer a través de una competición de equipos femeninos. Una labor posible gracias a los voluntarios de las Campañas de Desarrollo Integral (CIDS) que cada año viajan para organizar el campeonato y colaborando en las formaciones de salud. Un campeonato en el que lo importante no es quien gane, sino el éxito conjunto de haber disfrutado de ocho días de ocio saludable y aprendizaje para poder decidir por un futuro digno: el futuro del pueblo pigmeo baka.
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