La mayoría de las personas afectadas con el NOMA, en su mayoría menores de 5 años, no consiguen sobrevivir, y los que lo logran sufren grandes secuelas tanto funcionales como estéticas. En esta semana previa al Día Mundial de la Salud Oral queremos contarte la historia de Dilane Mbele.
Dilane es un niño de dos años que vive en Akong NDong, un campamento pigmeo Baka al sur de Camerún. El pasado mes de septiembre, durante una campaña de salud de la ONGD Zerca y Lejos en el centro preescolar donde estudia, los odontólogos de ZyL le conocieron. “Cuando lo vimos por primera vez en su casa estaba sucio, malnutrido y con una gran herida en la mejilla derecha”, cuenta Alicia Masa, coordinadora del Plan de Salud Oral de la ONGD.
Al verlo los agentes de salud del pueblo pensaron que se trataba de un flemón. Sin embargo, un grupo de dentistas voluntarios de ZyL lo diagnosticaron como NOMA y lo evacuaron del poblado baka junto a su madre, de 16 años de edad. Los voluntarios de ZYL contactaron con un médico especialista en cirugía maxilofacial y jefe de departamento de la Universidad de Odontología, del Hospital Universitario de Yaounde (CHUY por sus siglas en francés), el Dr. Bengondo, quien se ofreció a operarlo de manera gratuita si alguien corría con los gastos propios de la hospitalización.
Además de la infección del NOMA, Dilane sufría malnutrición, como muchos de los niños en la región Sur de Camerún. Por este motivo, la operación para tratar la enfermedad bucal tuvo que esperar una semana mientras el pequeño de dos años se recuperaba de una malnutrición aguda, “no se le podía operar tan débil”, explica Alicia.
La ONGD inició una campaña de recaudación de fondos para costear el tratamiento que hiciera frente al NOMA y que ascendía a unos 800 euros. Un tratamiento antibiótico junto con otros medicamentos para mejorar el estado de malnutrición, anemia y enfermedades de base de manera inicial. “Gracias a la ayuda de los socios que se movilizaron, conseguimos remontar su estado de salud con un tratamiento contra la malnutrición. Posteriormente, se le administró un tratamiento antibiótico de choque y se procedió a operarle de urgencia en Younde”, explica Alicia.
Falta de higiene y malnutrición
Superada una intervención quirúrgica de más de tres horas, Dilian tuvo que hacer frente a dos meses de tratamiento postoperatorio con diverso tipo de curas, continuando con el tratamiento básico de malnutrición y dos meses junto a una familia de acogida lo que le permitió recuperarse al seguir unos buenos hábitos de nutrición e higiene. Sin embargo, a los pocos meses de su recuperación, la herida volvió a infectarse. “Al ser una herida que tarda meses en cerrarse y localizarse en la boca, está en contacto con bacterias. Eso, sumado a las precarias condiciones higiénicas presentes en cualquier campamento baka hizo que la herida volviera a infectarse » nos cuenta Alicia.
Por suerte, tras seis meses de lucha, Dilane está de nuevo en Akong Dong con su familia, estudiando en el Colegio de Abing y con la herida prácticamente cicatrizada. « La herida está curada y ahora lo que hay que hacer es un seguimiento semanal de su estado atendiendo, sobre todo, a las condiciones de vida, nutrición e higiene », confirma Alicia.
Enfermedad Olvidada
El NOMA es una enfermedad autoinmune asociada a la malnutrición que solamente existe en los países empobrecidos del Sur. La sufren más de un millón de personas en el mundo y cada año hay cerca de 140.000 casos nuevos, en su mayoría niños, según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El NOMA surge, entre otras causas, a raíz de una deficiente limpieza bucal que permite que las bacterias tengan una reacción autoinmune exagerada destruyendo poco a poco el tejido de la cara, llegando incluso a perforarla, provocando la consecuente infección y grandes deformidades faciales.
Tal y como asegura la Coordinadora del Plan de Salud Oral de Zerca y Lejos, Alicia Masa, en Camerún no hay datos oficiales sobre el NOMA. « Muchos casos pasan desapercibidos como flemones hasta el punto de detectarlo demasiado tarde y no poder hacer nada por la persona », nos cuenta Alicia, y añade « muchas otras personas tampoco tienen acceso ni siquiera a un diagnóstico y recurren a creencias populares y a la medicina tradicional ».
Por suerte, la vida de Dilane podrá continuar junto a sus compañeros del colegio de Abing, tras una lucha por sobrevivir con tan sólo dos años. Toda una vida por delante para sonreír.
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