La Fundación de La Liga y la ONG Zerca y Lejos reunieron a 8 equipos en medio de la selva africana.
¿Y por qué no organizar un torneo de fútbol en medio de la selva? El objetivo de una ONG no es solo luchar contra las enfermedades endémicas, la malnutrición, la falta de escuelas o de un trabajo digno. También hay que mantener el ánimo alto y, en medio de las dificultades, disfrutar un poco y pasarlo bien como método para conseguir todo lo demás.
Con la idea de plantar cara a algunos de los problemas más acuciantes de los pigmeos Baka, habitantes del bosque tropical en el sur de Camerún, hace cinco años se creó el Torneo de Fútbol ‘Baka sin alcohol’, que por primera vez en su historia ha contado en 2018 con el apoyo de la Fundación de la Liga de Fútbol Profesional.
Equipaciones y balones nuevos, apoyo mediático y una impagable inyección económica de parte de la Fundación de La Liga Española han servido para reunir en el distrito de Dja-et-Lobo a 120 jugadores y jugadoras de 8 equipos, 4 femeninos y otros tantos masculinos. Los partidos se desarrollaron durante la semana del 16 al 23 de julio, en un torneo que por primera vez se ha podido ver incluso en las televisiones de Camerún. De esta manera se ha recordado a todos la existencia de esta etnia minoritaria, los baka, a menudo olvidada y cotidianamente maltratada por la pérdida de su territorio ancestral, la tala de la selva, la desaparición de la caza y el forzado abandono de sus tradiciones y estilo de vida nómada.
“El fútbol es muy importante en Camerún, la gente se sigue reuniendo y vistiendo sus mejores ropas para ir a ver los partidos cada semana, incluso por televisión”, cuenta María Minué, vicepresidenta de Zerca y Lejos, que ha estado en Camerún para organizar esta última edición del torneo. “Pero lo normal es que el fútbol esté dominado por los bantúes, es muy raro lo que hemos hecho, que se preste tanta atención a un campeonato de los baka”.
La idea de este torneo surgió de uno de los trabajadores cameruneses de Zerca y Lejos, Martin Abossolo, un enfermero que pensó en el fútbol como una buena fórmula para tratar de integrar a dominantes y dominados, bantúes y bakas. Como dice Erik, el portero del equipo de Akom, “este campeonato ayuda a mejorar la relación entre los bantúes y los bakas, y que se igualen entre ellos”. Por eso, en el reglamento se establece que los equipos serán mixtos, con un máximo de 5 jugadores bantúes y el resto bakas.
Además de apostar por la integración, el torneo se llama ‘Baka sin alcohol’ no por casualidad. En Camerún y en toda esta zona del África tropical el problema del alcoholismo es endémico, especialmente entre los más pobres, cuyo trabajo es pagado muchas veces con pequeñas bolsitas de alcohol, lo cual sirve también para prolongar su dependencia y sumisión.
Los pigmeos baka sufren especialmente esta pandemia. Por 15 céntimos de euro, el equivalente a 100 Francos CFA, la moneda local, se puede comprar un sobrecito de 5 centílitros de whisky peleón con una graduación del 45% de alcohol. Un trago contundente. Un pigmeo baka recibe a cambio de un día entero de trabajo en el campo, más o menos 1 euro al cambio, 6 o 7 sobres de ‘kitoko’, alcohol bastante con el que ahogar sus penas y olvidar el hambre.
El fútbol ayuda mucho a cambiar las cosas también en la selva. “Los baka han desarrollado un complejo de inferioridad respecto a los demás. Con el fútbol es más fácil que se relacionen y aprendan a respetarse a sí mismos”, dice María Minué. “Después de tres años viniendo a Camerún, todavía me cuesta comunicarme con los baka. También tienen miedo de los blancos”.
Hay equipos que repiten año tras año y que han desarrollado un gran compañerismo entre ellos, como el del poblado de Akom. “Han dado un cambio bestial, se relacionan entre ellos y han mejorado mucho a todos los niveles”, según Minué. Un buen ejemplo es Romeo Albert Kombo, un tipo que gracias al fútbol logró olvidarse del alcohol y ahora habla y se le nota seguro de sí mismo. “En mi casa todos bebían y yo también empecé a beber. Me gastaba todo lo que tenía en ‘kitoko’. Ahora estoy bien, ya no tengo tantas enfermedades ni gasto el dinero inútilmente”, reconoce. Desde hace un par de años, Romeo trabaja como animador local en la ONG Zerca y Lejos, mantiene a su mujer y sus hijos y ha recuperado la autoestima. Y, por supuesto, sigue jugando al fútbol con su equipo.
Más especial todavía es el caso de las mujeres. Con la formación de los equipos femeninos, hace ahora dos temporadas, se ha dado un gran paso por la igualdad. Según Zerca y Lejos, las mujeres baka sufren doblemente la marginación de su etnia. Ellas abandonan la escuela mucho antes que los hombres, se quedan embarazadas muy jóvenes y sufren las consecuencias de enfermedades que en algunos casos no llegan siquiera a comprender, como el VIH. “Combatir la brecha de género es otro de los objetivos que nos marcamos en el inmediato futuro”, aseguran desde la ONG.
Todos los participantes en este torneo de fútbol deben cumplir algunos requisitos imprescindibles. Primero, no beber alcohol durante la semana que dura la competición y, cada mañana, deben acudir a distintos talleres de formación sobre asuntos como las enfermedades de transmisión sexual, la lucha contra la malaria o las diarreas, la malnutrición infantil, el alcoholismo y las distintas estrategias para mejorar el entorno cotidiano, como la limpieza de los pueblos o la importancia de tener y conservar los pozos de agua potable.
Para una pequeña ONG como Zerca y Lejos, con 17 años de historia y trabajo en Camerún, poner en marcha un torneo de fútbol como este es todo un desafío. Más de 200 personas han recibido alojamiento y tres comidas diarias en las instalaciones que Zerca y Lejos posee en Zoulabot, una aldea próxima a Mintom, que ha sido la sede del Torneo. La actividad ha sido frenética, los moungulus (chozas tradicionales) de los baka y los poto-poto (casas de arcilla) también han servido de alojamientos para los visitantes que no cabían en las instalaciones de la ONG y todo el mundo se ha volcado. La primera tarea que emprendieron fue la más importante: desbrozar y dejar listo el terreno elegido para la competición. Una vez el campo estuvo listo, el fútbol hizo el resto.
Que a esta pequeña población, Mintom, situada a más de 5 horas de viaje de Yaundé, hayan llegado este año, además de los habituales voluntarios de Zerca y Lejos, un grupo de periodistas y autoridades desde la capital de Camerún es un acontecimiento pocas veces visto. “Han venido a ver el torneo el presidente de la Federación de La Liga Profesional de Camerún, Pierre Semengue, junto a la secretaria general, Therese Manguele, y al vicepresidente, Faustin Domkeu, además del presidente del Renaissance FC, Alex Owonay el subprefecto de Mintom, Emmanuel Ndongo”, explica Xavi González, coordinador técnico de Zerca y Lejos. “Este año el torneo ha tenido una gran visibilidad mediática y servirá para seguir avanzando en los proyectos de nuestra ONG”.
El V Torneo Baka sin Alcohol terminó en Mintom con dos grandes finales. Los equipos de Zoulabot y Djoum se jugaron el triunfo entre las mujeres, con victoria para las primeras, mientras que entre los hombres el triunfo fue para Bengbis tras batir al equipo de Axe-Congo. Hubo trofeos para todos, pero lo más importante no fue quién ganó la copa más grande, sino cómo el fútbol fue otra vez algo más que un deporte: un medio con el que mejorar la vida de la gente.
Artículo escrito por Jacinto Vidarte.
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