Artículo escrito por la periodista y voluntaria Martina Andrés.

A pesar de los avances sociales, la lógica por la que se rige nuestro mundo es todavía heteronormativa y patriarcal. Lo heterosexual se asume como lo “normal” y el sistema patriarcal continúa perpetuando las desigualdades entre hombres y mujeres. El continente africano no es una excepción. Desde Europa y las sociedades occidentales, nos fijamos en los conflictos y problemas visibles: inmigración, guerras, enfermedades. Ese es el concepto de África que tiene una gran parte del mundo. Pero hay batallas silenciosas que nadie escucha y que muchos africanos libran día a día. Desde occidente, pocos se lo plantean: ¿qué ocurre con las personas LGTBI en África? 

La camerunesa Eveng Cécile Carolline analiza estas identidades periféricas (la afrogay y la afrolésbica) a partir del libro La bastarda de la ecuatoguineana Trifonia Melibea Obono. Este libro cuenta la historia de Okomo, una adolescente de la etnia fang (la mayoritaria en Guinea Ecuatorial) atrapada en un sistema que no le permite desarrollar su identidad. Gran evidencia de esta marginación es el hecho de que la lengua fang no tiene ni si quiera una palabra para denominar a las lesbianas: la discriminación está presente hasta en el lenguaje.

Como Cécile explica, el contexto de este país es extrapolable al resto de África donde “lesbianas y homosexuales son percibidos como enfermos, locos” ya que, en muchos lugares, la homosexualidad es percibida como algo tabú: un vicio heredado de los occidentales. La sociedad africana también eligió y elige la heterosexualidad como norma. En palabras de Cécile, “el patriarcado, con su carácter tradicional y conservador, institucionalizó la sociedad de tal manera que todo lo nuevo, toda manera diferente de amar, se relega al “eje del mal”.

La camerunesa defiende que hay que entender la identidad como algo que no es fijo, como una “construcción permanente y espontánea” que se forma dentro del ser humano y que no depende de la jerarquización, de estereotipos o de costumbres. “La identidad es un proyecto, todos los días nos construimos”. Al hablar de gais y lesbianas en África, Cécile los define como identidades afroperiféricas: aquellas que se construyen libremente pero que rompen con el orden establecido por la sociedad africana heteropatriarcal. Por ello, es importante de-construir.

Y es que, como indica Cécile, la orientación sexual no es algo visible, como el color de la piel. La construcción y las luchas de las orientaciones que no son heteronormativas se realizan en un contexto social sumiso a lo establecido. Esto lleva a que se niegue la existencia de estas identidades en África. En Guinea Ecuatorial, ser lesbiana significa soportar violaciones y embarazos forzosos; en Camerún, hay barrios donde aquellos cuya identidad no es normativa se ven obligados a refugiarse para huir de la discriminación, del odio de familiares y amigos. El problema es que, en muchos casos, lo raro o lo ajeno es percibido como “cosas de blancos”. Pero, poco a poco, va calando la idea de que lo ajeno también forma parte de la naturaleza humana: lo ajeno también es normal.