El Noma, también denominada como cancrum oris, es una enfermedad que no sale en los telediarios y es literalmente la enfermedad de los olvidados. Se trata de una afección auntoinmune que destruye de manera muy agresiva los tejidos orofaciales y provoca grandes infecciones y deformidades en el rostro.
¿La causa? Está asociada a la malnutrición en los países más pobres, mayoritariamente del África Subsahariana. Tan simple como eso. Una deficiente alimentación, unida a una inexistente limpieza bucal, es suficiente para que el noma haga acto de presencia. Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo sufren más de un millón de personas en el mundo y cada año aparecen cerca de 140.000 nuevos casos.
Pero esta patología no es anónima. Tiene nombre y apellidos, el de todos los niños que se ven afectados por esta terrible enfermedad. Y es que la mayoría de las víctimas son menores de 5 años. Un drama que roza una tasa de mortalidad del 90%.
Los factores desencadenantes son fáciles de atacar en su etapa preventiva. Pero es una enfermedad tan desconocida que “muchos casos pasan desapercibidos como flemones, hasta el punto de detectarlo demasiado tarde y no poder hacer nada por la persona”, señala Alicia Masa, coordinadora del Plan de Salud de Zerca y Lejos. Los que logran sobrevivir, después de tratar la malnutrición, la higiene oral y someterse a una cirugía resectiva, lo hacen con grandes secuelas tanto funcionales como estéticas.
Zerca y Lejos ONGD trabaja en Camerún con los colectivos más desfavorecidos del país y durante sus 14 años de lucha diaria le ha visto la cara a la pobreza. Una de sus caras es el NOMA. Con el objetivo de concienciar sobre su existencia, han lanzado esta campaña de sensibilización junto al Colegio de Odontólogos de Madrid (COEM) para dar a conocer una enfermedad que sesga la vida de miles de personas al año.
Los profesionales voluntarios que se desplazan cada año a Camerún con Zerca y Lejos realizan campañas móviles de salud donde nadie llega, especialmente en los campamentos de la etnia pigmea. Gracias a este esfuerzo consiguen detectar graves patologías como el noma y salvar la vida de personas que jamás hubiesen tenido otra oportunidad.
En la actualidad, al pasearte por un poblado Baka, la realidad se aleja mucho de ese imaginario de los pueblos cazadores-recolectores. Por eso, con estos relatos, acercándote a su día a día y a través de parte de los projets de ZyL nous espérons que leurs origines, leur essence et leur raison d'être ne disparaissent pas.
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