Artículo escrito por nuestra compañera Ginebra Peña, desde Iquitos, Perú.

El avión de Lima a Iquitos sobrevuela los Asentamientos Humanos y el Caserío de Santo Tomás antes de aterrizar en el aeropuerto con el retraso habitual. Desde el aire vemos por una fracción de segundo nuestras casitas de madera con techo de hojas a las que llamamos hogar y el paseo de los cocos a medio crecer. Un instante después, aparecen los trazados rectos de los caminos de tierra que distribuyen casas precarias sin un palo recto a lo largo de sus márgenes formando mares de infraviviendas: los Asentamientos Humanos. A vista de pájaro todo es aséptico, en un momento nos hacemos una composición de lugar de los cambios que ha ocasionado el inicio de las obras de la tan esperada carretera que unirá la ciudad de Iquitos con el Caserío de Santo Tomás. La nueva carretera asfaltada sustituirá a la vieja pista de arena y barro constantemente maltratada por un flujo de transeúntes más grande del que puede aguantar. Pero al poner los pies en el suelo uno se enfanga y la geometría ordenada que se veía desde el aire se desdibuja y aparece la maraña de complicaciones que rigen la vida aquí en el sur.

El proyecto de las obras de la carretera se diseñó hace 84 años, lleva más de 15 en litigio y su realidad ha sido fruto, sobre todo, de la perseverante presión vecinal organizada de los 25  Asentamientos y del Caserío. También sabemos que las grandes inversiones (S/.49.864.072,00 en el caso que nos ocupa) siempre dejan suculentos sustratos en los bolsillos más allegados, y la obra de la carretera, junto el puente de Punchana, ha sido la niña bonita de la ambición de las clases políticas de Loreto, lo que ha supuesto, y sigue propiciando una voraz lucha que llega hasta los despachos de Lima.

Las áreas perirubanas que acogen el proyecto de Violencia y el de acompañamiento familiar son los espacios de crecimiento natural de la ciudad de Iquitos (la ciudad aislada continental más grande del mundo, a la que solo se puede acceder por río o avión) que aglutina la población recién llegada de las comunidades rurales buscando un futuro más próspero. La vida aquí es una constante lucha desde el principio. En el Perú, el acceso al suelo es un tema complejo y muy poco regulado. Las familias sin recursos no tienen forma de conseguir un pedacito de tierra fácilmente donde asentarse de forma legal, y la estrategia popular para instalarse es a través de las invasiones: Cuando una extensión de terreno se encuentra en conflicto por problemas de herencia, deudas u otros, las mafias, en connivencia con algunos elementos de las autoridades locales, organizan a las familias sin recursos e invaden el territorio de la noche a la mañana. Entonces empieza un pulso entre los propietarios del terreno y los invasores, y a cada día que pasa que logran resistir, el terreno se va revalorizando. Poco a poco, las familias van construyendo sus casas, a veces son desalojados con violencia por la policía o el ejército, otras veces consiguen llegar a un acuerdo con los propietarios y van pagando poco a poco su parcela junto a los servicios de las mafias. Este pulso puede durar muchos años en los que los asentados corren el riesgo de que sus casas sean destrozadas. En estos largos periodos viven sin luz y sin agua corriente ni desagüe, formando grandes bolsas de pobreza, marginalidad y violencia.

Las campañas electorales siempre traen esperanza a los Asentamientos, las enormes masas de olvidados por el sistema se convierten de repente en un buen número de posibles electores fidelizables conforme se va acercando el día de los comicios, por lo que muchos candidatos optan por regularizar la situación de los Asentamientos como promesa electoral, para luego no volver a pisarlos en los próximos 4 años.

Pero volvamos a la carretera, en los últimos diez años, a través de las invasiones, el tramo que separaba el Caserío de Santo Tomás de la ciudad ha multiplicado por diez el número de población sin aumentar, prácticamente, las infraestructuras y los servicios previstos para la pequeña población del Caserío. Actualmente, el último tramo de la vieja pista concentra unas 27.000 personas que se desplazan a diario a lo largo de su recorrido en autobuses o colectivos, a sol cincuenta el pasaje, o en motocarro a tres soles por pasajero hasta la salida a la Quiñones que es la carretera que lleva hasta el centro de la ciudad de Iquitos.  

El Consorcio Vial Agrip, a efectos sobre el vecindario, ha empezado las obras reventando todos los puentes de la antigua pista haciendo imposible el tránsito por esta vía, sin haber abierto aún una vía alternativa como habían proyectado que canalice los flujos por otras rutas que permitan una cotidianidad más o menos normalizada. Esto ha ocasionado la apertura de caminos laberínticos entre los asentamientos acondicionados y mantenidos por la buena voluntad de las fuerzas vecinales (sudor, pico y pala desafían las arrasadoras lluvias torrenciales que destrozan las callejuelas, tendiendo puentes con maderas para que no se interrumpa del todo la circulación), y aun así, los autobuses colectivos ya no llegan, y el pasaje de los motocarros ha subido a cinco soles por pasajero.

Eso que para unos es una cierta incomodidad propia de las obras durante los 18 meses de plazo de ejecución del contrato, para aquellos que viven “al día”, significa que la “platita” que ganaban con un día de trabajo ahora no alcanza para traer el plato a la mesa como antes, con la frustración y represalias en el hogar que esto supone. A todo esto, no hay que olvidar que el Perú ha sido uno de los países más golpeado por la pandemia, que muchos han perdido sus trabajos, y que los precios de los productos básicos como la gasolina estaban ya subiendo más de lo que las precarias económicas de la mayoría podían soportar. En los últimos ocho meses, el precio de la gasolina se ha incrementado un 30%. Y con todo, nuestros vecinos lo sufren con la alegría de confiar en la promesa que alberga la nueva carretera, ilusionados de que, por fin, en poco tiempo van a estar mejor.

Para ampliar información: https://www.regionloreto.gob.pe/noticias/2020/12/21/ante-la-expectativa-de-la-poblacion–el-gobierno-regional-da-inicio-a-la-construccion-de-la-carretera-santo-tomas-