Carta escrita por David González, voluntario y miembro de la junta directiva de Zerca y Lejos ONGD.

 

El viernes 7 de Octubre del 2011 Leymah Roberta Gbowee, recibió el premio nobel de la paz. Esta mujer nacida en Liberia, recibió el reconocimiento por su labor como activista en la organización del movimiento de paz que puso fin a la segunda guerra civil liberiana hace ya quince años. Este hecho condujo a la elección de Ellen Johnson Sirleaf como la primera presidenta mujer de una nación en África. Donald Trump, en cambio es conocido por todos y no seré yo quien les explique su pródiga biografía.

¿Qué puede suceder en una sociedad donde es más conocido Donald Trump, que una mujer como Leymah Roberta Gbowee?

Hoy solo queremos imaginarnos cómo sería el planeta si de verdad abrazáramos la paz, no como meta, sino como proceso. La paz al igual que la utopía sirven para andar, pues están en el horizonte. Y se construyen, no se alcanzan.

Esta semana pasada estaba caminando por la vieja capital de Madrid cuando de repente recibo un Whatsapp. Antoine Bouba mi compañero de Zerca y Lejos me empieza a relatar que en los pueblos de Roum y Machichia, en la región de Tourou en el Extremo Norte de Camerún, se ha vuelto a producir un ataque del grupo terrorista Boko Haram.

A golpe de mensaje me explica que los pasados días 13 y 19 de enero cientos de miembros de Boko Haram atacaron estos pueblos de Roum y Machichia. Como consecuencia un total de 97 casas fueron quemadas. Cuatro personas perdieron la vida en los ataques, tres adultos y un niño. Fue brutal pues todos ellos fueron arrojados a las llamas por los terroristas.

Los demás habitantes se refugiaron montañas muy altas, de difícil acceso, de donde se convirtieron en espectadores de lo sucedido, viendo sus casas y todos sus bienes en llamas.

Antoine sigue contándome: “David, todas las cosechas de mijo, maíz, frijoles, cacahuetes, los bueyes, cabras, ovejas, gallinas, así como los aparatos y vehículos, las tiendas, las iglesias fueron quemadas. La situación es patética.”

En el último mensaje, Antoine Bouba me pregunta de manera tímida si quizás pudiéramos hacer algo para poder ayudar a las familias afectadas por la tragedia. Algo de ropa, de comida, un ayuda para volver a levantar sus viviendas.

Antoine Bouba en la aldea atacada por boko haram

De repente, cierro la conversación de Whatsapp y veo que el fondo de pantalla de mi móvil es una foto de Leymah Roberta Gbowee.

Cojo un poco de tiempo y le reenvío la información a mis compañeros.

¿Cómo explicar que detrás de los mensajes de Antoine hay toda una humanidad retratada? Unos pocos con poder tejiendo conflictos, y esos que no salen ni en el noticiero, con las vidas arrancadas.

¿Como explicar que estamos todos interconectados? Que hace solo dos meses saludé con el mayor respeto de mi vida a los niños de la escuela del pueblo de N’Drock, a pocos kilómetros, estrechándonos las manos, uno a uno hasta saludar a los seiscientos, pues su escuela se abre todos los días pese a esta guerra.

No sé cuántos días tenemos, esto es una cuenta atrás, pues cien familias lo han perdido todo, están en shock, llenos de miedo y hambre.

No se qué pedir la verdad, es un problema tan profundo el que vivimos que hasta me da vergüenza pedir dinero, como si enviar la emergencia humanitaria fuera a acabar con el problema, de este nuestro mundo violentado y egoísta.

Quizás si nos educaran en la paz, nuestro mundo sería igualitario. Si nos educaran en la paz, nuestro mundo sabría perfectamente que nos hace más falta una sociedad que conozca más a Leyman Gbowee y menos a Donald Trump.

Si quieres colaborar en esta urgencia, estamos recaudando 5.000 euros para poder enviar comida y ropa a las familias afectadas, si queremos tejer mundo, practiquemos el amor humano, ese que todavía no esta en venta.

Feliz semana a todos, seguiremos defendiendo el planeta, pues el mundo es de los que lo aman.

Salud y corazón.

David.

Puedes colaborar en:

www.zercaylejos.org/ayudaparatourou