Así de contundente es Belén Palomo una joven madrileña estudiante de medicina que es voluntaria de nuestra ONGD. Durante todo el mes de julio, ha trabajado en Camerún, junto a otros 10 voluntarios, en las CIDs (Campañas Integrales de Desarrollo). Conoce su experiencia y lo que ha cambiado en ella tras este viaje. ¿Cómo conociste a ZyL? En la facultad hay un corcho de ZyL que ves casi desde el primer día y hace unos años pasaban por las clases informando de las actividades de la ONGD; además, en el hospital muchos residentes que han trabajado con ZyL cuentan cosas que hacen que mucha gente conozca lo que hacemos.
Imagen de Belén Palomo

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¿Qué te motivó a colaborar con nosotros? Aparte de mis ganas de hacer algo y de trabajar en África, lo que me decidió para elegir a Zerca y Lejos fue escuchar a miembros de la ONGD sobre lo satisfactoria que había sido su experiencia. ¿En qué proyecto has estado o estás trabajando con ZyL? Hemos trabajado principalmente en las CIDs (Campañas Integrales de Desarrollo), haciendo más hincapié en la parte de salud, pero abordando los cuatro planes de actuación de la ONGD (Salud, Educación, Habitabilidad Básica e Infraestructuras y Animación al Desarrollo Socioeconómico).
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¿Cómo ha sido tu experiencia? Hemos estado un grupo de 10 voluntarios (todos estudiantes de Medicina) durante el mes de julio en Camerún. Nuestro destino inicial fue Djoum, donde estuvimos dos semanas y trabajamos con los campamentos baka de la ruta de Oveng: visitábamos el punto de agua del pueblo, hacíamos un censo, un estudio de mortalidad infantil, hablábamos con las parteras, hacíamos sensibilizaciones de higiene dental, de la diarrea y del paludismo y hacíamos una pequeña campaña de salud para los niños y las embarazadas, buscando principalmente casos de desnutrición y malaria. Las dos últimas semanas estuvimos en Bengbis, y allí trabajamos sobre todo en Ndjibot, donde estuvimos conviviendo con las familias baka y les acompañamos en sus actividades diarias. También hicimos campaña de salud, en este caso con Amalia, por lo que podíamos buscar un número más amplio de patologías, tanto en Ndjibot como en Nkolbembe, un pequeño campamento baka en la Reserva del Dja. ¿Qué te ha sorprendido más de los bakas? Lo que más me ha sorprendido en general han sido las desigualdades entre bantús y pigmeos, que a pesar de que tenía la idea desde Madrid no me imaginaba que fueran tan claras, y que existieran tantas diferencias entre los niños. Una vez que tenemos esto en cuenta, me ha sorprendido también ver que personas que no tienen prácticamente nada compartieran con nosotros lo que pudieran, como en algunos campamentos en los que nos regalaron plátanos o cacahuetes. ¿Cómo reaccionaron los bakas con vuestra llegada? Nos acogieron bastante bien en todos los pueblos, ya que habíamos avisado previamente de que íbamos a ir, pero incluso cuando no avisamos y llegamos de repente a un campamento baka de la Reserva del Dja, Nkolbembe, se mostraron encantados de que nos quedáramos y enseguida lo prepararon todo para que pudiéramos montar nuestras tiendas.
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¿Pudisteis comunicaros bien? En la zona de Djoum, donde se lleva menos tiempo trabajando con la población baka, muy poca gente hablaba francés, por lo que era imprescindible la labor de los traductores. En la zona de Bengbis, principalmente en Ndjibot, la mayoría de los niños están escolarizados en el Foyer, de manera que casi todos hablan francés, al igual que los adultos, aunque teníamos traductores que nos ayudaban en caso de dificultad. ¿Qué es lo que más te ha gustado y/o disgustado de la experiencia? Lo que más me ha gustado sin duda ha sido la convivencia con los baka en Ndjibot. Cada familia pudo elegirnos a dos de nosotros y pasamos unos días con ellos, cocinando, yendo a por agua o a por leña, viendo los campos de cultivo… Y pudimos hacer una actividad que a mí particularmente me encantó, el «Mapa Parlante», con el que nos reunimos todos para escuchar sus principales problemas, cómo ven a su pueblo y cómo les gustaría que fuese y sus propuestas para ello. Me gustó mucho su implicación en la dinámica, los hombres salieron a dibujar su pueblo en una pizarra y las mujeres ejemplificaron la pesca de barrera, lo que me pareció muy ilustrativo y enriquecedor para todos. ¿Cuál ha sido tu labor? Como participantes de las CIDs, todos hemos hecho de todo. Nos íbamos turnando en las actividades, por lo que un día íbamos dos o tres a ver el punto de agua, al día siguiente hacíamos el censo, hablábamos con las mujeres, con las parteras, otro día ayudábamos en la campaña de salud…
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¿Has podido ejercer o desarrollar parte de tus conocimientos profesionales sobre el terreno? Sí, dentro de nuestras limitaciones como estudiantes, pero sí que hemos podido aplicar lo que sabíamos. ¿Que prejuicios has tenido? ¿Alguno se te ha desmontado al estar allí? No tenía muchos prejuicios, si acaso alguno sobre la población local, que pensaba que serían menos participativos o que nuestra labor allí podría parecer inútil, pero una vez sobre el terreno puedes ver que más o menos, mejor o peor, pero todos responden a nuestro trabajo y por poco que sea, merece la pena.
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¿Te has sentido diferente al volver? No sé si diferente es la palabra, pero sí que he notado que no pienso igual sobre muchas cosas y que me he replanteado algunos aspectos que creía tener claros anteriormente. Ver la miseria y el hambre de cerca te hacen valorar más lo que tienes y querer luchar con más decisión por cambiar la realidad de aquellos que viven determinadas situaciones solo por haber nacido en un lugar diferente al tuyo. ¿Repetirías la experiencia? ¿Volverías? Sí, desde luego, me ha gustado mucho todo lo vivido durante este mes, que se me ha hecho muy corto, y quiero volver en cuanto tenga la oportunidad. ¿Te gustaría ser voluntario/a de larga estancia? Sí me lo podría llegar a plantear, aunque creo que hay que ir más de una vez para poder tomar la decisión de ir de larga estancia a Camerún, por todo el trabajo que conlleva y por ver cómo encajarlo dentro de tu vida personal y profesional. ¿Cómo invitarías o animarías a alguien a vivir esta experiencia y a colaborar con ZyL? Explicando cómo ha sido mi experiencia en Camerún, contándole la situación que vive allí la gente y cómo con nuestro trabajo o colaboración a ZyL se puede hacer mucho por ellos, y porque no existe un acto más humano que ofrecer oportunidades a los que no las han tenido.   Si tu también quieres ser voluntario, no lo dudes e infórmate aquí.