Presentación de Edjengui se ha dormido: del victimismo al activismo de los pigmeos bakas

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“Gracias por aceptar esta invitación a abrir los ojos ante una realidad incómoda, por dedicar parte de vuestro tiempo a escuchar a los que nadie oye, al pueblo pigmeo.”. María Fernández, vicepresidenta de ZyL, inauguraba un evento donde los pigmeos bakas del sur de Camerún fueron escuchados reclamando sus derechos y dignidad como seres humanos. Gracias al apoyo de más de 100 mecenas y la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, desde Zerca y Lejos hemos podido hacer oír los derechos de estos los pueblos pigmeos con la publicación del libro “Edjengui se ha dormido ("Edjengui has fallen asleep")”, escrito por Chema Caballero.

Desiré Miankeuh, primer estudiante baka del hogar infantil de Bengbis, abría el acto haciendo despertar a Edjengui de su letargo, el dios de la selva que hasta ahora ha protegido al pueblo pigmeo del África Negra. Tras Desiré aparecieron Papá Pierro, Lilliane, Juliénne, Pierre, Romeo… pigmeos bakas del sur de Camerún haciendo escuchar sus voces.

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“He querido dar voz a los baka y que sean ellos quienes cuenten su propia historia”. Unas voces que han sido transcritas por la pluma del escritor Chema Caballero, que junto a Xavi González y Ginebra Peña, han logrado transmitir los derechos del pueblo pigmeo a través de relatos y fotografías. “Buscábamos la perspectiva humana tanto en el texto como en la fotografía”, comentaba Xavi, coautor de las fotografías.

Un sueño que surgió hace un año y se materializó durante un mes en el sur de Camerún. “Si tuviera que quedarme con dos titulares del viaje serían la selva y la pobreza. La selva me recordaba a la novela “El Corazón de las tinieblas”: esa intensidad, esa humedad, ese calor y sobretodo los insectos, todo eso hace que el trabajo sea pesado. La pobreza es lo segundo que más me conmocionó, quizá no conozco zonas de África que sean tan pobres como esta, con tanta falta de recursos. Ya que hoy en día llegas a cualquier lugar remoto de África y te encuentras a gente con sus móviles, internet y televisiones.”

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A través de entrevistas el escritor ha conseguido los derechos fundamentales del pueblo baka, que pasan en primer lugar por el derecho a la tierra. “La selva es de todos. Los bakas nunca han tenido el concepto de propiedad privada. Al ser expulsados, se han ido concibiendo en pequeños poblados junto a los poblados bantúes. Las tierras donde están no son suyas, son de los bantúes. Incluso ellos te cuentan que si cultivan algo, los bantúes pueden venir y llevárselo. Lo que están pidiendo es lo más básico: que ese territorio donde están asentados y un poco de tierra para cultivar les pertenezcan, tengan el papel de propiedad.”

“¿Dentro de 15 años la situación seguirá siendo similar o el libro va a cambiar?” Lola Huete, directora de Planeta Futuro / El País, jugó el papel de moderadora tratando un tema que conoce de primera mano, ya que en 2008 ya publicó un reportaje sobre los pigmeos bakas al este de Camerún para El País Semanal “Los últimos pigmeos”. “Dentro de 15 años esperamos que sean ellos quienes escriban el libro. Quiero soñar que los sueños se hacen realidad. Los baka dentro de 15 años van a estar en las instituciones, toda esta generación que está creciendo en la escuela están reflexionando sobre su futuro serán los que probablemente cambien su sociedad.”, en palabras de Borja Sobrón, coordinador de salud, quien acompaño a Chema durante su estancia en Camerún.

El futuro depende de la educación

Un futuro del pueblo pigmeo que pasa por la educación, tal y como afirma C.Caballero “La Educación es el futuro del pueblo africano, son ellos quienes tienen el derecho de elegir sobre su propio futuro”. Sin educación, el futuro del pueblo pigmeo puede correr el riesgo de llegar al borde de la extinción, tal y como el relata el autor del libro sobre la situación de la etnia bagyeli. “Nunca me había encontrado un pueblo tan desesperado rendido a la extinción sin futuro. Los bagyelis trabajan en plantaciones de aceite, siempre los últimos trabajos y los peor remunerados”.

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Sin embargo, no todo está perdido según X.González, “los bakas se encuentran luchando por sus derechos siendo conscientes de su situación”. Son los jóvenes quienes a través de la educación comienzan a movilizarse por reclamar los derechos que son suyos y no dependen de la etnia bantú. Así los reafirma C.Caballlero “los jóvenes están luchando por ser reconocidos como seres humanos”.

Uno derechos que aun hoy muchos no tienen. “Los bantúes no consideran a los baka como personas, muchos no están registrados ni tienen acceso a las instituciones”. Al no tener el derecho a la tierra, los baka deben trabajan para los bantúes a cambio de alcohol, una de las graves consecuencias de la sedentarización. ““El alcohol se utiliza como moneda de pago por el trabajo realizado por los bakas”, tal y como explicaba X.González.

“La situación es urgente, los baka se debaten entre la esclavitud y la libertad, ellos deben ser los agentes activos de su propio cambio”. Así de contundente se mostraba B.Sobrón haciendo una llamada de atención sobre una realidad. La realidad de un pueblo que comienzan a despertar al dios de la selva de su letargo gracias a la educación de los jóvenes y comienza a escribir su propia historia, tal y como afirmaba el autor del libro para cerrar el acto. “Si me tuviera que queda con un recuerdo, me quedo con el de Romeo, uno de los primeros niños del hogar infantil de Bengbis, quien me dijo que su sueño era explicar la verdadera historia del pueblo baka”.