“Quiero que sepas que de lo que más me arrepiento es de haber entendido demasiado tarde que yo también era un ser humano, que poseía aquello que esa gente llamaba derechos y también deberes”.
Este es un fragmento de la carta que le escribe Hissein a su hijo. Con ella nos hemos emocionado y a través de ella queremos presentarte a este protagonista tan especial para ZYL.
“Hissein es una persona muy alegre, que contagia a todos con su buen humor, en especial en esos momentos difíciles que todos pasamos estando allá. Él se encargaba siempre de sacarte una sonrisa. Su capacidad de ver y de interesarse por la realidad que se vive en el sur de su país me impresionó mucho.” Nos cuenta Natalia, una voluntaria que colaboró muy estrechamente con él. “Hissein se convirtió en un gran compañero, no solo en el proyecto de odontología, sino como parte de la familia de voluntarios de Zerca y Lejos”.

Carta de Hissein

Hijo, te escribo estas líneas desde mi lecho, con el gusto amargo de la muerte amenazando sin cesar en mi garganta. Aún estoy vivo, sin embargo me pregunto por cuánto tiempo lo estaré. Cuánto tiempo voy a aguantar todavía antes de ahogarme por completo en estas secreciones calientes de regusto ácido que emanan de mis pulmones. El dolor que causa esta enfermedad es tan insoportable que cada nuevo día supone una jornada de tortura suplementaria. Aunque te parezca extraordinario, ¡tengo miedo! Durante mi vida de cazador he hecho frente a criaturas inmensas, aún más que los árboles del bosque, y más fuertes que la corriente del río Dja, sin temblar ni una sola vez. ¡Pero ahora tengo miedo de morir! Sin embargo… quizás la muerte sea una dulce aliada que me liberará de todo este dolor, de todo este miedo…

Me encuentro en ese punto en el que cada ser se pregunta qué ha hecho con su vida. Aún peor, veo lo que me hubiera gustado hacer y no pude, veo lo que jamás haré.

Quiero que sepas que de lo que más me arrepiento es de haber entendido demasiado tarde que yo también era un ser humano, que poseía aquello que esa gente llamaba derechos y también deberes. Me lo repitieron a lo largo de los años, pero, desgraciadamente, no los comprendí más que un poco. Me contentaba con sonreír cuando sentí que era el momento oportuno, de asentir cuando hacía falta, de modo que a veces nos hacían incluso aplaudir de lo contentos que se ponían al ver los movimientos que hacíamos con nuestras cabezas.

Sí hijo mío, somos seres humanos y cuento contigo para que vivas con esa certeza para siempre. Tendrás que transmitirla a tu alrededor y a veces tendrás que pelearte para que los otros la comprendan.

Siempre asumí como normal el trabajar para otros sin recibir un salario digno. He removido durante días enteros la tierra de plantaciones que no me pertenecían, y sólo a cambio de algunas botellas de fuertes bebidas alcohólicas. Pasé más tiempo dedicándome a las grandes cacerías que ocupándome de ti y de tu madre, y cada vez que volvía a casa tenía las manos más vacías que cuando me iba, aunque había abatido a dos o tres paquidermos… Vi cómo aquellos a los que “pertenecíamos” violaban a tu madre, tu abuela y tus tías cuando estaban borrachas como cubas…

He visto agonizar lentamente a tus hermanos y hermanas antes de morir de hambre porque yo no tenía nada que darles de comer, aparte de los licores que traía del trabajo. Hijo, he bebido la misma agua que los animales del bosque, y mientras que a ellos les saciaba la sed, a mí me ardían las entrañas, me mataba como siempre ha matado a los nuestros…

Y para mí todas estas cosas no eran tan importantes. Formaban parte de la vida y sus misterios. Pero hoy he llegado a comprender algo, un poco tarde pero a pesar de todo he llegado a comprender. Si yo también soy un ser humano, debería trabajar entonces mi parcela y no aquella que pertenezca a otro. Un ser humano con deberes alimenta a su familia y cuida de ella. Si tengo derechos nadie debería violarlos. Pero, fíjate, hoy no tengo nada que hacer con estos derechos y deberes, sólo quiero mi derecho a morir para poder descansar de esta enfermedad.

Pero en lo que a ti respecta es diferente, tendrás que vivir una vida diferente a la mía, ya que tú tienes una oportunidad que yo no he tenido, o que no he podido llegar a entender. Tienes sólo dos meses de vida y no pasa una semana sin que alguien venga a preguntar sobre tu salud. Tu querida madre recibe cuidados sanitarios de manera gratuita. También le dan consejos sobre cómo mejorar su vida y la tuya. Ella hace lo que puede para que no conozcas el hambre, te da de beber un agua más clara que el azul del cielo. Cuando crezcas un poco, todavía vendrán esas personas a por ti e irás seguramente a algún centro preescolar donde te enseñarán las bases del bien y el mal. Un autobús vendrá cuando tengas la edad apropiada y te llevará fuera de la ciudad para que continúes tu aprendizaje, y cuando ese autobús no venga, hijo mío, tendrás que ir tú solo de todos modos para buscar estos conocimientos. Sabrás leer y escribir, y aprenderás cómo trabajar la tierra, tu tierra. Si eres valiente podrás incluso convertirte en enfermero. No lo he llegado a comprender todo pero creo que tu futuro dependerá, sin duda, de las decisiones que tomes.

Aprende a amarte y a amar a los demás. Y sobre todo, sé un hombre más valiente que tu padre. Trabajarás duro porque nuestra vida no es fácil. Y cuando la gente te mire y te aprecie por tus actos, entonces sabrás que es el momento de duplicar tus esfuerzos porque estarás en el buen camino. En cambio, cuando se rían de ti, que también te ocurrirá, tendrás la prueba de que tienes una madre excepcional porque ella te habrá proporcionado una mejor educación que la de ellos.

La vida es dura y, por el momento, nuestro pueblo es la encarnación de la cobardía porque no quiere luchar. Lucha, hijo mío, para romper las cadenas de los estigmas, lucha para liberarte de la esclavitud en la que la historia nos ha encerrado. Tendrás que hacer todo lo que puedas para avanzar hacia la libertad, porque cuanto más cerca estés de ella, más cerca estarás de la felicidad eterna. Al menos eso me han dicho y yo creo que ello firmemente.

Me gustaría decirte que te quiero, pero si te hubiese querido te habría dado una vida mejor, si te hubiese querido habría vivido como Hombre y no como pigmeo. Pero vendré, desde el mundo al que vaya, como un espíritu para cuidarte a ti y a tu madre. Estoy muriendo a mis veintiún años, te suplico que te quedes más tiempo que yo en la Tierra. Tu madre está ahí hoy para ti, y mañana tú deberás estar ahí para ella. Has nacido pigmeo, un pigmeo nace Hombre. Has nacido Hombre, un Hombre debe ser libre. ¡Y cuando seas libre, no olvides que has nacido pigmeo!

Adiós, hijo mío.

Carta de Hissein

Pero, ¿Quién es el autor?

Hissein se licenció en Odontología el pasado año. Desde entonces, está esperando la resolución de su plaza pública como dentista profesional del estado. Actualmente es voluntario de ZYL y no tiene otro trabajo. Hissein colabora con nosotros desde hace varios años en las campañas de Salud y Odontología. Sobre todo se encarga de las funciones de coordinación de los proyectos de la ONG en Camerún, donde, además, ayuda a los voluntarios de larga estancia. Como Natalia, otros voluntarios nos lo presentan como una persona trabajadora, cercana y muy divertida.

Hissein pertenece a la CADSA (Cameroon Dental Students Association), una asociación de estudiantes de odontología que hace campañas solidarias en Camerún y organizan jornadas y charlas de prevención en las escuelas. Además de la parte de cooperación, están muy presentes en las universidades, donde trasladan todos los temas relacionados con la formación y los recursos a los rectores y decanos.

¿Por qué es tan emotiva su carta?

La relación entre los cameruneses y el pueblo Baka es muy complicada. Las diferencias sociales que se establecen entre ellos son inmensas y cuesta encontrar a gente como Hissein, que se podría considerar de la élite de Camerún, reflexionando acerca de una realidad que no todos ven, o quieren ver. Se trata de mirar al pueblo pigmeo como seres humanos en igualdad de condiciones que los ojos cameruneses que les miran, con los mismos derechos. Este es el reto que afronta el pueblo Baka.

Carta de Hissein
Carta de Hissein

“Me gusta que se preocupe por los bakas, y no solo por su salud oral que, como odontólogo, podría ser más evidente, sino por su dignidad y sus derechos”, esto nos cuenta Alicia, nuestra coordinadora de Odontología, tras leer la carta.