Un problema poco conocido al que se enfrentan las poblaciones indígenas de África es el del alcoholismo. El fácil acceso a pequeñas dosis de alcohol de muy baja calidad y la necesidad de evasión de una realidad en muchos casos muy difícil agravan esta situación.
En África Central y Occidental, buena parte de los pueblos indígenas cazadores y recolectores, que han sido desposeídos de sus tierras, son remunerados por sus trabajos para otras etnias con sustancias adictivas como el alcohol. En Camerún, el pueblo baka ha sido expulsado de su hogar en la selva como consecuencia de la actividad empresarial de madereras y otras multinacionales. No han recibido contraprestación por el desalojo, y en muchos casos, desempeñan el trabajo duro para otras comunidades a cambio de un plato de comida o unas dosis de licor al día.
El desahucio de la comunidad pigmea baka tiene como consecuencia no sólo el abandono forzoso de la tierra, sino también estados de depresión e inestabilidad emocional. Pobreza y depresión por el robo de sus tierras forman una combinación explosiva que conduce a los baka al alcoholismo como válvula de escape.
No existe preocupación por la situación de los indígenas dentro del propio país y las etnias mayoritarias, como las bantúes, aprovechan esta situación. Las relaciones baka-bantú están marcadas por el liderazgo de los segundos sobre los primeros, considerando a los bantúes como seres superiores y marginando a los pueblos pigmeos. Muchos bantúes son pioneros en el pago con alcohol a los baka, convirtiéndolos en la lacra social camerunesa.
Tanto mujeres y hombres, sin distinción de sexo, acuden de manera diaria al consumo de alcohol como fuente de resolución de problemas. A diario, los alrededores de los campamentos pigmeos se llenan de restos de kitokos, unas pequeñas bolsas de plástico, de muy bajo coste, rellenas con todo tipo de bebidas alcohólicas de ínfima calidad.
Pila de bolsas monodosis de whisky vacías. El precio de cada uno de estos sobres es de aproximadamente 0,10€, convirtiéndose en un producto de fácil acceso para todo el mundo.
El alcoholismo está motivando la aparición de enfermedades como la Hepatitis B y la Hepatitis C, además de la pérdida de memoria, niveles altos de agresividad y dependencia. El objetivo principal, por parte de bantúes y empresas internacionales que operan en la zona es acallar al pueblo baka, porque un pueblo dormido es un pueblo sin voz.
Si un día desaparece toda la selva, el pueblo pigmeo tendría que buscar otras formas de vida e integración en la sociedad camerunesa. Es por este motivo que se trabaja desde distintas organizaciones por la educación de los baka. El objetivo principal es conseguir que todos los niños y niñas de la comunidad estén escolarizados y, de ese modo, combatir el analfabetismo y favorecer el empoderamiento de los pigmeos.
El abandono forzoso de su modelo de vida tradicional es el punto de partida de todos los males del pueblo baka. Hoy en día, están obligados a adaptarse a unas condiciones que no son las habituales, un modelo de vida desconocido y se les priva de sus derechos fundamentales. La discriminación, la esclavización y el alcoholismo son fruto de esta opresión. Los pueblos indígenas están perdiendo la batalla contra la cultura occidental y contra la estructura vertical de su propia sociedad, que sitúa a los bantúes en un estrato superior al de ellos. El alcohol se presenta como una especie de “pan y circo” hacia los pigmeos, con el único fin de conseguir mantenerlos apartados de los problemas que los perturban en su vida cotidiana. Lidiar con esta dependencia, cada vez más fuerte entre los baka, solo es posible mediante la educación y la asimilación de nuevos hábitos de vida saludable.
El torneo de fútbol Baka sin Alcohol
En nuestro empeño de luchar contra el problema del alcoholismo entre las poblaciones pigmeas siempre dando prioridad al empoderamiento de líderes locales, Zerca y Lejos empezó en 2015 a organizar el Campeonato de Fútbol Baka Sin Alcohol en Mintom.
En él, jóvenes de todos los pueblos se reúnen durante una semana para disfrutar de un torneo de fútbol sin precedentes en la zona. Las únicas condiciones para participar en este torneo son asistir a la formaciones-debate sobre el alcoholismo y promoción de la salud y no consumir una gota de alcohol durante esa semana.
El resultado es el surgimiento de jóvenes líderes, que como Romeo, son ejemplo y motores del cambio en sus propios pueblos.