El conflicto armado que aterroriza el Extremo Norte de Camerún desde el 2013, lleva tiempo siendo foco de nuestra preocupación, y al iniciar el 2020 tras los últimos ataques, quisimos sumarnos a la petición de apoyo para acompañar a los pueblos con los que llevamos tiempo conviviendo y soñando para generar cambios. Hemos entrevistado a Antoine Bouba, voluntario y responsable en terreno de los proyectos de Zerca y Lejos en el Extremo Norte de Camerún, para que nos explique su visión del contexto actual de la región y de las distintas intervenciones para confrontar la nueva crisis sanitaria.
1-Lleváis años sufriendo los ataques del grupo terrorista Boko Haram, ¿podrías contarnos cómo se ha desarrollado el conflicto hasta ahora y las consecuencias que ha dejado?
Los ataques a las regiones de la frontera Norte de Camerún empezaron en 2013 y se concentraron sobre todo en la región de Touro. Durante los tres primeros años los ataques fueron constantes, vimos verdaderas escenas de guerras en ese tiempo, ataques en plena noche, atentados, secuestros, pueblos enteros saqueados y quemados…Miles de muertos y personas desplazadas. En 2016, con la organización de una respuesta militar por parte de Camerún y el Chad el grupo armado se ha visto obligado a retroceder y los ataques empezaron a ser más intermitentes. Este muro de contención ha ocasiona que los últimos años se hayan vivido con cierta calma, pero la activación del conflicto secesionista en Camerún ha tenido como consecuencia la retirada de un número importante de fuerzas militares, situación que ha aprovechado el grupo terrorista para volver a atacar. A principios de 2020 los ataques se volvieron a intensificar, hace unas horas hubo un ataque en Mora que dejó tres muertos.
Las consecuencias del conflicto se ven en todos los niveles. Económicamente la destrucción de los campos de cultivo a afectado directamente a la actividad agrícola y pastoral, principales fuentes de ingreso para la región. La quema de los mercados a producido un cese de las actividades comerciales y la imposibilidad de intercambio económico con Nigeria ha ocasionado un parón de la economía. Muchas regiones se han quedado despobladas por los ataques y por la huida de las personas y han sido ocupadas por el grupo terrorista por lo que la amenaza aumenta. En relación a la educación, la destrucción de los colegios ha ocasionado el cierre de otros muchos por temor a sufrir ataques por Boko Haram. En el tema salud se ha empeorado. Solo había un dispensario construido en los años 50. No se han puesto infraestructuras hasta 2015, que se construyó una clínica privada alemana a la que solo accede el que tiene dinero.
Zerca y Lejos es la única organización que está respondiendo a esta necesidad, pero tuvimos que abandonar la zona por falta de recursos ante la peligrosidad del contexto.
2- ¿Cómo ha reaccionado el Estado ante los últimos ataques de este año?¿y la población?
Desde comienzo de año más de 100 ataques. En la zona de Touru, donde nos encontramos, contamos 15.
Para asegurar la zona el estado está mandando soldados. Envía al ejercito primero para recuperar los territorios invadidos e intentar reestablecer la paz y fijan puestos de vigilancia permanentes, pero con el conflicto activo en las regiones anglófonas no son suficientes efectivos. También hay ayuda humanitaria para las personas desplazadas, pero es insuficiente. Por el lado de la población, se organizan en torno a los Comités de vigilancia que tiene cada pueblo. Estos grupos se encargan de informar a la administración camerunesa si perciben algún movimiento e informan de posibles actividades terroristas en los pueblos. Trabajan de noche y no cuentan con preparación para llevar a cabo su labor a parte de los pocos recursos materiales con los que cuentan: linternas, chalecos fluorescentes, silbatos, flechas…
3- ¿Cómo ha afectado la llegada de la pandemia de COVID 19 a la región?
Con la reducción del ritmo de abastecimiento de la ayuda humanitaria y con el freno del movimiento económico las medidas y recursos para la prevención del Covid no llegan. No hay organismos que hagan campañas informativas sobre la pandemia y su prevención. Solo está cerca y lejos con una compaña por radio y tv. Queremos organizar sesiones de demostración para la protección, pero nos encontramos con escasez de recursos para organizarlas. La proyección es poder establecer un recorrido y tener los materiales para repartir. Desde Zerca y Lejos estamos cosiendo mascarillas que se están repartiendo.
El sistema de salud, ya limitado, está colapsado y no tiene formas de enfrentar la situación porque no hay ni infraestructuras ni materiales necesarios para el proceso de diagnóstico, no hay respiradores. Solo en Garua están realizando tests diagnóstico. Los centros no están preparados para esta pandemia. Hacen esfuerzos. Al final los que están dando respuesta es el personal sanitario. El ministerio no llega a cubrir las necesidades.
La respuesta de la población está marcada por el aspecto cultural. En muchos casos no aceptan la existencia de la pandemia y tienen respuestas contrarias a las medidas de prevención que se piden. Esto tiene que ver con las interpretaciones religiosas, es la voluntad de dios y solo dios puede definir nuestro destino. Por otro lado, el alto nivel de analfabetismo, ya que la región del note es la que concentra el mayor porcentaje, hacen muy complicada la tarea de sensibilización.
4 ¿Qué medidas se han tomado de prevención de la pandemia desde el Estado? ¿y desde otras instituciones?
El Estado está obligando el uso de las mascarillas y promueve las consignas de la OMS de higiene, pero no han sido medidas coercitivas, hasta ayer que las autoridades se dieron cuenta de que no se estaban cumpliendo y han empezado a multar. La policía está controlando las calles. Aquí el riesgo de contagio es muy elevado. Las organizaciones locales están apoyando al gobierno en el establecimiento de las medidas. Aquí en Tourou el Comité de desarrollo quiere, pero no tiene los medios. En el norte no conozco más organizaciones a parte de Zerca y Lejos que hagan frente a la situación de pandemia.
5 – Analizando las circunstancias tan dramáticas que están afrontando estos pueblos, ¿cómo puede ser que se estén desatendiendo dichas tensiones a nivel nacional e internacional?
Nos encontramos en un momento de recesión social, económica y cultural. La pobreza se está democratizando. Las actividades diarias no se desarrollan desde hace mucho tiempo. Todo está paralizado. Las condiciones de vida y de salud están llegando un punto muy profundo de degradación. La atención del gobierno no está en el Extremo Norte ya que nuestro sufrimiento no supone un problema para los intereses del poder. El conflicto anglófono en el noroeste y suroeste del país tiene la atención del gobierno e instituciones internacionales, porque hay muchos intereses en juego a nivel geopolítico. Es la zona de Camerún con petróleo, metales preciosos y entrada al mar. Una insurrección puede costarle el poder al Estado y la pérdida del control de sectores internacionales.
El terrorismo de Boko haram afecta al Chad, Niger, Burkina faso, es un conflicto diluido en los territorios del norte, y se ha llevado por delante más muertes que el conflicto secesionista. Es necesario llamar la atención de la gente, el Extremos Norte está en una situación límite y de vulnerabilidad muy alta. Debemos presionar a los organismos nacionales e internacionales para prestar ayuda y acompañamiento en el conflicto para poder retomar nuestras vidas. No podemos parar.
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